Durante los últimos años la constante demanda de productos lácteos y cárnicos provenientes de empresas ganaderas, ha venido aumentando debido a que el mercado y la cadena productiva ha tenido constantes transformaciones y mejoras, esto se traduce en que los sistemas productivos han modificado sus protocolos de transformación con el fin de ser cada vez más competitivos.
Lo anterior se traduce en que las empresas ganaderas tienen que buscar ser más productivas sin importar que en muchos casos se descuide el ámbito del impacto ambiental.
Más concretamente nos vamos a centrar a lo largo de este trabajo en la problemática de las praderas forrajeras y en especial en el manejo del suelo como base para la producción de pastos que serán utilizados para alimentar animales que por vía digestiva transformaran dichos elementos y nutrientes en carne, leche y otros productos de origen animal que se comercializan en la actualidad.
Dicha problemática hace referencia a que con el ánimo de producir más leche, hay que producir más pasto y la forma más sencilla de aumentar la producción de pasto, es fertilizar con cualquier producto químico comercial el cual da resultados a corto plazo.
La complicación se presenta cuando se llega a puntos de fertilización extremos y se sobrecargan las praderas generando vectores de contaminación de fuentes hídricas por medio de aguas de escorrentías (lluvias) o lixiviación por medio de los horizontes del suelo o por aguas subterráneas.